Así suena Latinoamérica: Mowat, productor y músico chileno presenta «Resistir»

Vivir, caminar, respirar y emocionarse en el centro de Santiago durante los días del levantamiento popular del 18O ha sido el leitmotiv del surgimiento de toda una estética creativa que abraza el despertar de la rabia y el descontento, pero también las ensoñaciones del bienestar, de la justicia, y del mejor vivir para este lado del mundo.

Para  Mowat, habitante de casi una década de los alrededores de la Plaza Dignidad, ha sido una experiencia cotidiana cargada de observación, curiosidad y compromiso: “salía todos los días, todos, a Dignidad. Y eso drena la energía de un modo brutal. Toda la fuerza se iba en caminar, mirar, gritar, fotografiar, apañar, movilizarse. Y luego en casa informarse, estudiar, discutir. Hasta que el foco volvió a estar poco a poco en ayudar desde mi trinchera: comencé a escribir otra vez”.

Y ese impulso creativo se puso en relación con la obra de Javier Barraza, artista visual que desde los primeros días del estallido social comenzó a llenar el sector de Plaza Dignidad con sus grabados. “Ahí puse mi atención en una obra de él también titulada Resistir. Le contacté y pregunté si quería colaborar con mi canción, y así es como surge el arte de portada, que luego diseñó Juana Castilla”, cuenta el compositor y productor musical.

Sobre el espíritu de la canción, Mowat dice: “Resistir es una canción de protesta, lisa y llana”. Y pareciera sonar disonante con la compleja arquitectura que el autor ha desarrollado a lo largo de sus tres primeros discos. Sin embargo hay una trayectoria posible de seguir en canciones como Librando a la mañana (Anglia, 2012) o Apetito gris (EP2, 2018), en las que el santiaguino hace una opción por esta suerte de canto consciente y asociado al devenir social: “lo vengo diciendo desde hace años: el arte es político. Tiene que serlo, porque la vida misma es política. Resistir es un canto de reacción y de acción«, señala.

El tema fue producido por Arturo González (BAM, Celibatos) y Mowat y contiene un guiño a la tradición de la canción social y de protesta más reconocida del sur del mundo, con una propuesta de guitarras, ritmos terciarios y la destacada performance vocal de su autor, la que culmina entrelazada a un cierre coral como en las más brillantes piezas de catálogo de la Nueva Canción Chilena.

«En las conversaciones con Arturo surgieron conceptos que fueron destilándose en elementos muy precisos y concretos como la guitarra y la voz. Ahí nos dimos cuenta que no necesitábamos más para transmitir el mensaje. Y eso lo hizo la Nueva Canción Chilena de manera magistral. Y claro, no se puede no pensar en la NCC cuando el canto es consciente.»